El Tendero
- Por Kandu
- 13 feb 2016
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 18 dic 2024

Mi nombre es Mario, 35 años, soy dueño de una tienda de barrio y esta es mi historia:
El sonido de las sillas de la entrada de la tienda nos alertó, Ana se subió rápidamente su short y enredada en ella iba su ropa interior, de un movimiento rápido metió sus enormes tetas en el sostén y arreglo una moña de manera improvisada; por mi parte como pude me guardé la verga aun mojada y parada.
El sonido que escuchamos, nos alertaba de una de las vecinas que entraba a la tienda, mientras yo tras unas cajas de cerveza me culiaba a Ana, la hija de doña teresa, un bombón de unos 26 años. Ella permanecía oculta en silencio mientras l vecina hacia su pedido, al terminal de despacharla, Ana salió rápidamente y se hizo frente al mostrador simulando ser una clienta más, aprovechando que a esa hora de la mañana casi no tenía clientes.
-casi nos pillan don Mario
-fresca Anita venga entre y terminamos lo que comenzamos.
-no don Mario, ya se me hizo tarde y mi mama no demora en salir a ver que paso.
Recogió los víveres que había comprado y salió rápidamente…
Se ha vuelto normal comerme a algunas vecinas en la tienda, la verdad yo no las busco, ellas son quienes llegan y poco a poco se van ofreciendo, al principio vienen vestidas de manera normal, pero poco a poco se van poniendo más mostronas.
No sé por qué mis clientas les gusta venir a que me las culee, y tampoco me interesa saberlo, solo aprovecho e momento y tomo lo que me ofrecen.
En una ocasión llego al barrio una fulana buenísima, todos tenían que ver con ella, alta, de piel trigueña, pelo negro lacio hasta la mitad de la espalda, un culo pequeño, pero bien formado, unas tetas que hacían conjunto con su cuerpo, ojos negros y labios gruesos y carnoso, de esos que invitan a una mamada. Era normal que viniera en las noches a llevar lo del desayuno, pero por esos días salió a vacaciones y empecé a verla seguido en las mañanas en la tienda.
Me gustaba la charla que tenia, era interesante y utilizaba palabras bastante “gomelas”, normalmente atiendo mi negocio por comodidad en pantaloneta y camiseta esqueleto, físicamente soy un hombre atlético y bastante velludo, por comodidad me dejo la barba, y depilo mi pecho para evitar que se enreden en la cadena que uso.
-vecino que significa ese dije en forma de eme, es la inicial de su esposa?
-no vecina, no tengo esposa, es la inicial de mi nombre. Me llamo Mario.
-está muy linda, me deja verla?
Me acerque para que la pudiera coger, y en ese momento sentí como disimuladamente acaricio mi pecho, la mire a la cara a ver que reacción tomaba y al sentirse pillada me dijo:
-Mario muy lindo su dije, si así es el dije cómo será la cadena?
Como ya estaba acostumbrado a los coqueteos de las mujeres y como se para dónde va el comentario, me apresure a responderle:
-vecina, cuando quiera tiene a la orden la cadenita, si quiere se la puede medir
-no me diga vecina, que me hace sentir vieja, llámeme por mi nombre, me llamo Natacha!
Al escuchar su nombre sentí que mi pene reaccionaba, ese nombre siempre lo he asociado con una mujer que debe ser putamente perra en la cama, siento morbo con las mujeres que se llaman así, no sé si sea un fetiche pero me lo parte que una mujer asi como ella pasada de buena se llame así.
-Listo Natacha,
Se fue hacia el lado donde esta las verduras y empezó a morbosear con juegos de palabras
-Mario, como tiene el plátano?
-que vale este pepino?
Me preguntaba mientras con su mano lo acariciaba como acariciando una verga.
En ese momento aproveche que empezó a llover y no había nadie en la calle para decirle:
-Natacha, si quiere venga le muestro los plátanos que llegaron esta mañana, los tengo aquí en la bodega de atrás.
Ya l había echado el lance, todo estaba jugado, más claras no estaban las cosas, solo esperaba la respuesta de ella.
-de verdad Mario me va a dar su mejor plátano?
Con esa repuesta entendí todo, me estaba dando autorización para que perdiera el año en la trastienda.
La tomé de la mano y empezamos a caminar hacia el fondo, sentí cuando empezó a sobarme las nalgas mientras iba metiendo su mano dentro de la pantaloneta, no habíamos terminado de entrar cuando me empujó hacia la pared, me empezó a besar como loca mientras me refregaba su cuquita como tratando de penetrarme. Normalmente soy quien dirige todala acción, pero en esta ocasión Natacha era quien me dominaba, ella era quien ponía mis manos en sus tetas para que las apretara, metía la mano en la pantaloneta buscando la verga, diciéndome:
-sácalo amor que quiero conocerlo
Se arrodillo y bajo mi pantaloneta bruscamente, tomo la verga con las dos manos y dijo:
-esto se ve delicioso, que rico papacito
Me dio una mamada con todos los juguetes, me relaje y la deje que actuara como quisiera; afuera llovía con más intensidad, así que no me preocupaba que llegaran clientes.
Cuando sentí que ya me venía, se la saqué de la boca, se quedó mirándome buscando una explicación
-es mi turno, le dije.
La puse en cuatro encima de un tablón largo que hay en la bodega, le subí la minifalda y oh sorpresa, no llevaba ropa interior, se le veían esas nalgas redonditas y la tanga marcada por el bronceado, no espere más y empecé a morderle las nalgas, solo escuchaba como se quejaba diciéndome:
-así nene, muérdelas, son tuyas
Lentamente empecé a abrirle las nalgas, buscando su culito, con mi lengua dibujaba el camino a él y cuando llegue me encontré con un culito apretadito, era hermoso, sabia y olía rico, me deleite dándole lengua y penetrándola con ella hasta que me pidió que la enculara, que no aguanta más.
-Mario, métemela por el culo, soy una enamorada del sexo anal
Cerca en una repisa tengo encaletada una caja de condones, me lo puse para enseguida enfilar mi verga contra su culo, ella con su mano me guiaba para que no se fuera a salir y ayudaba abriendo un poco las piernas para que dilatara, al comienzo no fue fácil que entrara
-papi, échale salivita par que lubrique
Deje caer una gran gota de saliva, empezó a entrar lentamente, cuando lo tuvo a dentro me dijo
-no te muevas yo lo hago todo
Empezó a moverse lentamente y poco a poco adquiría mas ritmo, su cabello negro y lacio iba al vaivén del ritmo, sus tetas no se quedaban atrás, y yo desde la mejor vista era espectador de este manjar de mujer
-cuando te vayas a venir me avisas, dijo
-dale así Natacha que ya casi viene
No duro mas de 2 minutos dándole fuerte
-me vengo!!!
Solo sentí que apretó el culo, se bajó del tablón y yo ya no tenía el condón, con la presión que hizo a propósito había hecho que quedara dentro de su culo, toda una maestra!
Me empezó a dar una gran mamada, hasta que no aguante más y le derrame todo el semen dentro de la boca, ella seguía mamándolo sin dejar caer una gota.
Cuando termine de desarrollarme, se levantó, organizo su ropa y al oído me dijo:
-sabe que vecino, ya no quiero plátano, ya se me quitaron las ganas de cocinar.
Sin decir más palabras salió de la trastienda mientras yo me organizaba y desde la puerta me dijo:
-mario gracias, mañana vengo a ver si me antojo de algo.
Ha pasado más de un año desde que empezó este juego, Natacha al menos una vez a la semana viene a comerme, en ocasiones lo hace cuando tengo clientes esperando, ella lo llama un rapidin, me lleva a la trastienda, me sienta en el tablón, siempre lleva minifalda sin ropa interior, se sienta en la verga que en un dos por tres se pone dura y en cuestión de 5 minutos nos concentramos para venirnos.
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