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Encuentro a Blanco y Negro

  • Por Kandu
  • 16 jun 2016
  • 8 Min. de lectura

Actualizado: 18 dic 2024

Llevo ya bastante tiempo escribiendo sobre polvos de personas con las cuales solo tengo una relación virtual, y que gracias a los avances de la tecnología hemos de alguna manera cultivado una bonita amistad.

La cita era en el parque de la iglesia de Lourdes, un clásico día capitalino gris y frio, de esos que amanece soleado, pero con el transcurso del día se va transformando.

Espere sentado en una de las bancas del parque mientras observaba a las palomas trasegando detrás de cualquier semilla que hallaba en el suelo, gente que camina en todas las direcciones, vendedores de artículos religiosos, promotores de telefonía y paquetes funerarios, y entre la gente, uno que otro jibaro vendiendo sus drogas bajo el ojo ciego de la policía que patrulla el parque. Si se mira más detalladamente, este parque es una gran despensa de sexo, no se necesita ser un experto para darse cuenta la cantidad de citas para encuentros sexuales que se generan, pero, en fin, eso es otro cuento. Lo cierto es que ahí estaba yo siendo testigo de todo lo que pasaba mientras esperaba a Marcela y mientras lo hacía pensé que sería buena idea conocer también Ximena, así que le envié una nota de voz por whatsapp para saber dónde estaba.

Como tardaba en responder, asumí que tal vez estaba atendiendo algún servicio, pero cuando respondió me dijo que casualmente estaba cerca, en uno de los moteles que hay por el sector, le propuse que nos viéramos a lo que acepto preguntándome en donde estaba para ella llegar.

Después de darle las indicaciones, me dirigí a la cafetería de un centro comercial cercano para esperar ahí más cómodamente a mis dos ángeles, además ya me tenía cacorro tanto asesor callejero intentando convencerme que me cambiara de operador de telefonía móvil.

Ya en la cafetería, veía como todos los asistentes, en la mayoría trabajadores del supermercado se reunían para compartir el almuerzo, y el bullicio de todos hacia que se entrelazaran las conversaciones.

De un momento a otro vi aparecer por la entrada a una mujer de cabello negro largo, senos grandes, y gafas espejuelo tornasol, que miraba para todos lados como buscando a alguien, en ese momento sin dudarlo me levanté de la mesa y me dirigí hacia ella, convencido que se trataba de Ximena.

Al estar frente a frente le pregunte:

-Hola Ximena.

-¿Hola, como estas?

Un fuerte abrazo con beso cachetero nos unió por unos segundos.

-desde que te vi entrar, supe que eras tu.

-como lo supiste?

-no lo se, solo lo supe.

Cabe aclarar que a Ximena solo la conocía por sus fotos en twitter, en las cuales nunca muestra su rostro y lo que más sobre sale son sus enorme senos 42 C que para ese día también tenía el placer de conocer.

Al sentarnos a la mesa, la conversación inicio tal vez como inicia con un cliente habitual, preguntando vainas básicas, se retiró los lentes de sol que llevaba y pude apreciar el bonito rostro que tiene esta mujer, escucharla hablar de modo pausado con delicadeza y con ese tono de voz que a los hombres encanta, hizo que el hielo se rompiera prontamente.

-así que andabas cerca Xime?

-sí, tenía cita con un cliente, pero el tipo me incumplió.

-que rabia, ¿no?

-sí, pero es algo a lo que en este negocio debes saber manejar, hay muchos tipos que solo te agendan para hacerte perder el tiempo. Lo malo de todo es que dej de atender otro servicio por cumplirle a este, pero bueno, de lo malo hay que ver lo bueno.

-como así? ¿Por qué?

-por qué se dieron las cosas para conocernos.

Ximena tiene una charla bastante agradable, es bastante seria y conservadora en su vestir, sabiendo que tiene un plus enorme en su cuerpo, no lo promociona como tal vez otras mujeres lo harían, tal vez ella es de la mentalidad que los perfumes finos no tienen muestrarios.

La charla se tornó amena, y cada vez se rompía mas ese hielo virtual que por muchos meses habíamos mantenido, no había el morbo q tal vez otro hombre pueda sentir al estar en frente de una mujer a la que has visto solo por fotos y en las cuales aparece desnuda, pero había algo que por más esfuerzo que hice no pude, y fue no mirar sus enormes senos que me invitaban a verlos a través de la chaqueta de jean que llevaba puesta.

En varias ocasiones sentí que ella se daba cuenta que se los estaba mirando, pero parecía no importarle, es más, creo que disfrutaba de la situación al darse cuenta que me sentía incómodo cada vez que ella me pillaba observándolos y yo disimulaba viendo rápidamente para otro lado.

De un momento otro vi hacia el pasillo, y venia entrando una morena alta, con tremendo cuerpo, lo que hizo que me quedara observándola mientras le decía a Ximena:

-acaba de llegar Marcela.

Me levante de la mesa para recibirla y me recibió con un abrazo muy cálido, como el que se dan dos amigos que llevan mucho tiempo sin verse. A marcela fue fácil reconocerla porque ya le conocía la cara, pero debo reconocer que en persona es mucho más alta y bonita de lo que se ve en fotos.

Y ahí estábamos los 3 Marcela, Ximea y Kandu, lo que en algún momento parecía ser complicado, resulto un encuentro de la nada, sin programarlo, solo se necesitó la voluntad de quererse conocer, lo cual aprecie mucho teniendo en cuenta que estas mujeres trabajan con el tiempo, y para ellas el tiempo literalmente es oro.

Marcela, para quienes no la conocen es una morena bastante bonita, con un cuerpo bastante proporcionado, eso si no se quedó callada ni un minuto desde que llego, tiene una charla deliciosa, habla y ríe al mismo tiempo, lo que hace que te sientas bien, por momento ella era quien llevaba las riendas de la conversación mientras Ximena y yo únicamente le poníamos atención a lo que decía.

Los celulares que son una de sus herramientas de trabajo, vibraban con mensajes de clientes que escribían o llamaban a preguntar por el servicio, pero eso en ningún momento nos distrajo de lo que hablábamos, éramos como 3 oficinistas que hablaban mientras trabajan.

Conocer a estas dos mujeres fue una experiencia enriquecedora, hablar de sexo en una cafetería sin importar que nos escucharan los que estaban al lado, escucharlas intercambiar experiencias de clientes, verlas ahí con ropa y no sentir ni un ápice de morbo, verlas como lo que son, un par de mujeres que trabajan, ríen, sufren, lloran, luchan, que sus vidas son como la de cualquier persona y que por circunstancias tienen la profesión más antigua del mundo. Hablar con ellas fue darme cuenta que no conozco nada del mundo y no me refiero a sexo, me refiero a calle, ellas tienen mucha calle, la cual es necesaria en este negocio en todos los días se la juegan, porque cada vez que atienden un servicio se exponen a muchas cosas, salvo los clientes que ya son habituales y con los cuales hay cierta confianza.

Para usted que lee este articulo y está interesado en tomar un servicio con una prepago o que ya los toma, mi consejo es que las trate como lo que son: MUJERES, sea cariñoso y si no lo es por lo menos intente serlo, sea aseado, si ya cuadro una tarifa no pida rebaja cuando este en el encuentro, hable abiertamente de su gustos no le de pena, ellas están para atenderlo y si alguna no accede a una de sus intensiones no se empute, entienda que todos tenemos un límite. Si usted aplica estos consejos le aseguro que va a pasar un buen rato, porque al final de eso se trata.

Volviendo al tema, estábamos hablando tan rico que en varias oportunidades tratamos de irnos argumentando que teníamos cosas pendientes por hacer, pero ninguno se iba a atender sus asuntos, por el contrario, más interesante se hacia el tema que hablábamos, hasta que llegamos a uno que me causo bastante curiosidad LAS VENEZOLANAS.

Por estos días Bogotá se ha invadido de prepagos provenientes de Venezuela, las cuales no respetan las tarifas que se manejan en el mercado invisible y que de una u otra forma las prepas respetan, porque al final ellas trabajan con su cuerpo, pero resulta que las venecas como dicen en la calle, se están tirando la plaza con sus tarifas poco competitivas, l razón se debe a que como es sabido por todos el peso Colombiano tiene una relación de 10 a 1 con respecto al Bolívar y no se necesita ser un matemático para darse cuenta que cada 10 mil pesos que cobran aquí, las venecas al enviarlo a su país estarían recibiendo 100 mil, que traducido a Bolivares es una suma considerable.

Tema obligado y no tan importante, fue el de los autodenominados “catadores” y el impacto en el negocio cuando piden a cambio de una buena reseña un favor sexual o polvo. Lo jodido de estas personas es que algunos al no recibir a cambio su polvo gratis, se van lanza en ristre contra la prepa que se negó y en oportunidades acuden a la mentira como lo hacen todos los perdedores, inventándoles enfermedades, tratándolas de ladronas, viciosas, desaseadas, y en el mejor de los casos de mal polvo. Este tema es algo que a Marcela y Ximena tiene sin cuidado ya que ellas son conscientes de su trabajo y el empeño que le colocan al atender a cada uno de sus clientes.


Como en todas las profesiones existe la envidia y las personas mal intencionadas, y en el mundo de las prepas es el pan de cada día, en donde a la que por palabras de ellas, a la nena que hoy le ayudas mañana estará hablando mal de ti, por eso les gusta trabajar solas y no estar encompinchadas, salvo en los casos en donde algún cliente pide un trio.

Mientras conversábamos, note que Ximena es muy analítica, piensa antes hablar, no es muy expresiva en el sentido que no acude a movimientos con las manos o su cuerpo para darle fuerza a lo que está diciendo, por otro lado Marcela es explosiva, dice las cosas sin pelos en la lengua, siempre esta sonriente, incluso al momento de contar situaciones difíciles de su vida, tiene la sabrosura de las mujeres del valle, es algo así como estar escuchando a Ismael Rivera es su canción Las Caras Lindas:


Las caras lindas de mi gente negra

Son un desfile de melaza en flor

Que cuando pasa frente a mi se alegra

De su negrura todo el corazón.


Han pasado 3 horas desde que empezamos a hablar y llego la hora de despedirnos, con algo de nostalgia, pero con el compromiso de volvernos a reunir. La escena es como de película en donde los protagonistas se abrazan varias veces antes de despedirse, salimos del centro comercial y nos dirigimos a la calle en donde cada uno toma el taxi que lo conducirá a la próxima cita.

Antes de cerrar este relato es importante que los hombres sepan que si intentan enamorar a una prepa, muy seguramente se van a desgastar y perderán su tiempo, la razón es muy sencilla, así como ellas, ustedes y yo trabajamos por dinero, nadie lo hace por amor. Así que bajo esta premisa si usted está pensando en enamorar una prepa para echarse un polvito gratis, déjeme desearle muchos éxitos, no digo que no lo consiga, pero muy seguramente el camino al corazón de ella va estar lleno de tropiezos, máxime cuando ellas se saben todas las mentiras que normalmente usan los hombres, así que mi consejo en caso que usted se quiera embarcar en esa loca aventura es que sea creativo, ya que tal vez por ahí logre arañar algo.




 
 
 

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